jueves, 7 de noviembre de 2013

Tot va bé, si acaba bé (todo va bien, si acaba bien)



En la revisión de los dos años de Emma, curiosamente (y lo digo pq no suele pasar nunca desde que nació) la niña no lloró mientras la auscultaba su pediatra, así que pudo mirarla y remirarla. Estuvo un buen rato auscultándola y yo haciéndole monerías en silencio pa que no arrancase a llorar en cualquier momento...

La revisión todo correcto, pero le escuchó un leve soplo en el corazón, por lo que nos derivó al hospital a que le hicieran una eco-cardio. El lunes 4 fué el día. Después de dar media vuelta al hospital, porque nos equivocamos y nos presentamos en el mostrador de rayos (están en zonas opuestas) y casi no llegamos a la hora, oyendo como la enfermera nos llamaba, sin saber cómo la oía porque estábamos lejos,  al final del pasillo y yo haciéndole gestos que ya llegábamos, a todo correr, como siempre, nos plantamos en la eco.

Mi niña se asustó un poco, yo la cogí de la mano y le conté a la doctora que siempre llora cuando ve a su pediatra con la bata blanca, por lo que ella, ni corta ni perezosa, se la quitó para que la peque estuviera tranquila. Y así fué. Estuvo a punto de arrancar a llorar dos veces, pero conseguí que no lo hiciera, prometiéndole que le compraría una chuche (¡¡aún se la debo!!).

No nos contaron nada, nos dieron un informe para que lo viera la pediatra, pero como estaba abierto, en casa lo miramos y está todo muy bien. Así que podemos respirar aliviados, aunque yo ya sabía por muchas experiencias que me han contado, que mucha gente lo tiene y se hace vida totalmente normal. Pero una preocupación menos.

Y yo miro a mi niña preciosa y no puedo evitar sonreir y ver lo bien que está creciendo y dar gracias a la vida por dármela tan sana y que siga tan feliz, siempre.



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