Ivan este año ha empezado PRIMARIA, así, en mayúsculas y negrita, porque ladies and gentlemen, estamos hablando de palabras mayores. Este año le ha tocado una maestra, que por lo que dicen, es bastante dura, pero mi hijo que es un zalamero, le sonríe y le da abrazos como si fuera un oso de peluche. Este niño es todo amor. Él está encantado, con su maestra, su clase de "mayores" y sus deberes. Sí, sí, como leéis, DE-BE-RES.
Le gustan tanto que incluso cuando no trae, que es dos veces por semana, una ficha, le pide a su padre o a mi que le pongamos. Me alegra ver que se lo toma como un juego, no una obligación. Así que el día que los trae, suele hacerlos al momento y así se lo deja listo. La parte negativa es que es despistado y desordenado, por lo que, cuando acaba, lo deja por cualquier sitio y un día de estos su hermana, quetodolotoca, los cogerá y se los romperá...Y si no, time to time...Y bueno, otra cosa negativa, es que luego no se acuerda de llevarlos, se dejaría la carpeta en el water si no se lo recordara constantemente. Y se lo tengo dicho, que tiene que hacerse responsable de sus cosas, que no va a estar mami todos los días pendiente de dónde las deja...
A falta de las notas del primer trimestre, que ya me diréis como lo van a evaluar sin haber hecho ni un examen, parece que todo está viento en popa. Él está contento de estar en primaria.
Pero la princesa, ay la princesa, eso ha sido otro cantar. Ella siempre ha sido una niña muy tímida, no es que lo sea en exceso, pero si que le cuesta mostrarse tal y como es con los extraños. Necesita tiempo para hacerse a ellos. Y eso el que pasó.
Teníamos la ventaja que ella ya conocía a la maestra, ya que había sido la maestra de infantil de su hermano y además algunos niños de su clase habían ido con ella a la guardería. Pero eso no fue una ventaja.
Ella le tocó hacer la misma adaptación que a su hermano, 2 días de tarde (1h30), 2 días de mañana (3h30) y el último día todo el día o solo mañana o tarde, según fuera. El primer día, pudimos entrar los padres y ella se movió por el aula como pez en el agua. Yo estaba muy contenta, pero ay cuando me fui...Se puso a llorar como si no hubiera mañana...Al día siguiente, entramos a dejarlos y nos íbamos, pero no me dejó irme, se puso a llorar y a llorar y a enganchárseme en las piernas. La maestra la convenció, llevándola a ver a su hermano, que no fue demasiada buena idea, pero pude irme...
Os podeis imaginar como fueron el resto de días, en los que ya ni entrábamos al recinto...Un desastre como poco. Bueno, entraba acompañada de la maestra a la fila, pero se iba por su propio pie. Así que parecía muy buena señal. Pero a la semana se mascó la tragedia...Lo que ocurrió era que me la tenían que arrancar de los brazos, era horrible, de verdad, más de un día me ponía a llorar. La parte buena era que salía contenta. Así que, poco a poco se ha ido adaptando y ahora va encantadísima.
Fueron unas semanas terribles, pero muy terribles de llanto desgarrador, pero viendo a la niña de ahora, nadie lo diría. Va al cole muy contenta, incluso a la acogida matinal (y eso que los dejo 1h15 antes de la hora), se sabe todas las canciones, los nombres de sus compañeros, juega un montón, baila, pinta e incluso ya la ha liado en el cole...Vamos, que se ha adaptado a la perfección a un entorno que parecía desfavorable....
Tanto se ha adaptado que en la fiesta de la castañada, donde vestida de castañera, tenía que bailar....¡pues bailó! Y además lo hizo genial mi pequeña artista.
Ahora le encanta ir al cole, hacer el tren (fila para entrar), se sabe todas las canciones, le encanta jugar a "racons" y en el patio. Y además ha hecho amiguitas nuevas.
Y el lunes nos enfrentamos a un nuevo reto, quedarse a comer en el comedor del cole. Ay, ay, ay...¡Que Dior nos coja confesados!
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