domingo, 29 de septiembre de 2013

Cambios en casa.

Parece que llega septiembre y con ello el curso escolar, la vuelta a la rutina...Y nos entra, a muchos, un afán de renovación, una nueva oportunidad para empezar de cero.

¿Y qué hemos hecho nosotros en nuestro momento de locura por renovarnos? Pues arreglar el cuarto de la pequeñaja. El cuarto de Emma lo preparamos antes de que ella naciera, aún a sabiendas que no iba a utilizarlo en mucho tiempo, por qué nosotros pensábamos que durmiera con nosotros hasta que dejase la teta. Cosa que aún no ha hecho, pero ese ya es otro tema.

Así que nos hemos puesto a revisar las cajas que habíamos depositado en su cuarto, que usábamos casi como trastero, ya que en él sólo le cambiamos el pañal y teníamos su ropa, y hemos puesto una cama provisional y recolocado los muebles.

La peque está contenta con su cama, ya sabe cual es su cuarto y le encanta jugar ratos en él, han descubierto ella y su hermano, que esconderse bajo la cama y llamarme es una gran diversión.

Pero el gran cambio, el grande de verdad, es que ella ha pasado a dormir en el cuarto, no confiaba mucho en que funcionase y hay días que aún dudo de ello, pero la verdad es que le ha venido bien tener su cuarto y dormir en él. Coge su bebé y se va a colechar, tomamos tetita para dormir (sí, su muñeco también) y se duerme.

Por supuesto, aún no duerme toda la noche, ójala, pero se despierta menos veces que cuando dormía a mi lado y ayer, por ejemplo, durmió del tirón, desde las 21:30 (aprox.) hasta las 6 de la mañana y para una mamá, que además se acostó a las 22:30 (¡qué gran ocurrencia! ¡Olé yo!), es un hito...¡Qué gran cura de sueño! Me he recargado las pilas para una temporada.

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